“Ahora simplemente trato de expresar lo que quiero y trato de hacerlo con las palabras habituales. Por qué? Porque solo las palabras que pertenecen al idioma oral son las que tienen eficacia. Es un error suponer que todas las palabras del diccionario pueden usarse.
Uno debe escribir, yo creo, con el idioma de la conversación, con el idioma de la intimidad.
Pero para eso se llega con el tiempo, porque es muy dificil que un joven escritor se resigne a escribir con palabras comunes (…) yo pienso que lo barroco (hablando de escribir con palabras ostentosas) se interpone entre el escritor y el lector. Puede decirse que lo barroco tiene un pecado, y es el pecado de vanidad. Si un escritor es barroco es como si pidiera que lo admiraran, se siente el arte barroco como un ejercicio de la vanidad, siempre, aún en el caso de los mas grandes (…) se siente el barroco como una vanidad o una soberbia del escritor(…) como si está pidiendo o está exigiendo un tributo, lo cual es peor todavía ¿no?”
Fragmento de “Entrevista a Jorge Luis Borges en ‘A Fondo’ (1976)”