A Alexánder P. Chéjov
Moscú, 10 de mayo de 1886
«La ciudad del futuro» es un tema espléndido, tanto por su novedad como por su interés. Pienso que si no te entra pereza, escribirás algo bastante bueno, pero ¡el diablo sabe lo perezoso que eres! «La ciudad del futuro» será una obra literaria solo con las siguientes condiciones:
1) Ausencia de palabrería prolongada de naturaleza socio-políticoeconómica.
2) Objetividad total.
3) Veracidad en las descripciones de los personajes y de los objetos.
4) Brevedad extrema.
5) Osadía y originalidad (huye de los lugares comunes).
6) Sinceridad.
En mi opinión, las descripciones de la naturaleza deben ser muy breves y tener un carácter intencionado. Hay que huir de los lugares comunes del tipo: «El sol poniente, bañándose en las olas del mar que oscurecía, inundaba de oro bermejo», etcétera; «las golondrinas, volando sobre la superficie del agua, chillaban alegremente». En las descripciones de la naturaleza hay que recurrir a los pequeños detalles, agrupándolos de manera que después de leerlos, cuando cierres los ojos, surja un cuadro. Por ejemplo, tendrás una noche de luna si escribes que en la presa de un molino brillaba como una estrella un trozo de vidrio de una botella rota y rodaba como un globo la sombra negra de un perro o de un lobo, etcétera. La naturaleza se animará si no desdeñas usar comparaciones de sus fenómenos con las acciones humanas, etcétera.
En la esfera psíquica, los detalles también son importantes. Que Dios te libre de los lugares comunes. Es mejor evitar describir el estado de ánimo de los héroes; hay que tratar de que se entienda por sus acciones… No hace falta perseguir abundantes personajes. El centro de gravedad debe ser dos: él y ella…
Sobre la literatura y la vida – Antón Chéjov